Si bien las autoridades de Guinea Ecuatorial a menudo se jactan de la paz reinante en el país, la realidad supera a la ficción. El país tiene todos los indicadores de desigualdad de un país en guerra. La élite política de nuestro país ha secuestrado todas las áreas del poder, han acumulado todos los recursos disponibles y han dejado a gran parte de la población completamente indefensa y vulnerable. Nuestras vidas han sido diezmadas por la escasez crónica de bienes y la miseria constante.
Recientemente, Transparencia Internacional publicó su índice anual de percepción de la corrupción (IPC). Guinea Ecuatorial ocupa una de las últimas posiciones en todo el mundo, compartiendo su terrible posición con Libia y apenas superando a Países como Afganistán y Corea del Norte. El informe del IPC, y otros similares, incluida sobre la Libertad en el mundo (de Freedom House), son una radiografía perfecta sobre la salud sociopolítica de Guinea Ecuatorial en la actualidad.
La corrupción y el miedo son los cimientos sobre los que se asienta el régimen
La sociedad ecuatoguineana, ante la resignación y la impotencia, ha experimentado de primera mano cómo la corrupción puede infectar y destruir un tejido social. La falta de instituciones fuertes y de contra pesos para hacer que el poder ejecutivo rinda cuentas nos ha devastado, tanto que la gestión de los asuntos públicos se entiende se asemeja más a la «COSA NOSTRA» italiana que al sometimiento al estado de derecho.
Las explosiones del 7M en Bata son una prueba más de un castigo inmerecido
La Pandemias de la Covid-19 y las explosiones mortales del cuartel de Nkuantoma, el 7 de marzo del 2021 en Bata, no han hecho más que evidenciar la total ausencia de una gestión responsable; la falta de protocolo en todo fue la máxima del régimen de Malabo. La población vive absolutamente abandonada a su suerte.
Guinea Ecuatorial se encuentra entre los tres mayores productores de petróleo y gas en el África subsahariana. Con una población que no llega a los dos millones de habitantes, uno esperaría razonablemente que nuestros recursos se utilizaran para el bien y la prosperidad de nuestro pueblo y nuestras instituciones. Simplemente no ha sido el caso, lo cual es difícil de entender.
La corrupción en la élite, y la familia cleptocrática que nos ha gobernado desde 1979, parecen preocuparse solo por su propia riqueza, parecen preocuparse solo por aislarse y enriquecerse a expensas de una población que sufre.
Solo cuando se cierre la brecha entre nuestra élite gobernante y el ciudadano de a pie, Guinea Ecuatorial conocerá un desarrollo y una prosperidad genuinos. Hasta entonces, ninguna propaganda o falsas estadísticas puede enmascarar la cruda realidad vivida por los Guineanos atrapados hoy: somos una nación que necesita urgentemente un liderazgo ético y un buen gobierno.
El autor: Joaquín Elo Ayeto es un activista de derechos humanos en Guinea Ecuatorial. En 2019, fue encarcelado arbitrariamente durante un año y torturado por las autoridades. Es miembro de la plataforma Somos+, un grupo que denuncia las violaciones de derechos humanos y la corrupción en Guinea Ecuatorial.
Nota: Las opiniones expresadas en esta publicación no reflejan necesariamente las opiniones de Vanguard Africa, la Fundación Vanguard Africa o su personal.
Originalmente publicado en Vanguard África https://www.vanguardafrica.com/africawatch/2022/3/3/equatorial-guinea-trapped-in-vicious-endless-loop